En 2016, Renault sorprendió con el Sandero R.S., el primer modelo de Renault Sport (de allí las siglas del auto), la división de competición y performance del rombo, que se desarrolló fuera de sus instalaciones en Europa, pero con toda su experiencia detrás.
El resultado fue un auténtico hot hatch del segmento B. Potente, ágil, divertido y con una deportividad que no solo era puro look: el R.S. aceleraba, frenaba y doblaba sin envidiar casi nada, en cuanto a diversión en una pista, a sus similares medianos (el Golf GTI fue el primer hot hatch de la historia).
Ahora llegó con un restyling y el agregado de elementos de seguridad. El rediseño se centra en las ópticas traseras de LED, que le dan una nueva identidad lumínica (desarrollada en la región) y la nueva insignia global de Renault, que se combina con el doble escape cromado, un alerón más grande y el difusor para darle un sello bien sport.
La gran franja ajedrezada lateral dejó su lugar a una línea más sutil, con la identificación “Renault Sport” en la puerta trasera; el retoque del perfil incluye nuevas llantas de 17″ bitono y diamantadas (calza neumáticos 205/45 R17), herencia del Mégane R.S., y las pinzas de freno rojas, al estilo racing. Adelante, no hay mayores cambios.
En el interior, las novedades son las butacas deportivas con tapizado exclusivo R.S. (con sendas franjas rojas de diferente ancho que las recorren desde el respaldo hasta el cojín), la pantalla Media Evolution, con conectividad Apple CarPlay y Android Auto, además de algunos agregados ya vistos en el nuevo Sandero (levantavidrios en las puertas, por ejemplo), y volante y palanca de cambios forrados en cuero y con costuras rojas, que se suma a la pedalera de aluminio perforado. Todo con onda deportiva firmada por Renault Design Latin America (RDLA).
En cuanto al equipamiento, cuenta con todos los elementos del tope de gama Intens del Sandero (con puntos salientes como cámara de visión trasera y control de velocidad crucero) y lo nuevo en este R.S. es que ahora cuenta con cuatro airbags y apoyacabeza más cinturones inerciales de tres puntos para la quinta plaza (central trasera).
Para los más fierreros, lo importante es que este Sandero R.S. 2020, mantiene intacta toda la mecánica, suspensiones y frenos del modelo precedente. El motor es el conocido F4R de cuatro cilindros en línea 2.0 L, que entrega una potencia de 145 CV a 5750 rpm y un torque de 198 Nm (20,2 kgm) a 4000 rpm, al que se acopla una caja de velocidades manual de 6 marchas. A pesar que el conjunto se utiliza en otros modelos del rombo (Fluence, Duster), la respuesta en este R.S., es mucho más picante porque los ingenieros de Renault Sport en su momento configuraron varios parámetros; más presión de inyección (20%), colector de admisión más grande y con mejor llegada de aire, nuevo sistema de escape desde el múltiple hasta el silenciador (previniendo pérdidas de presión) y, fundamental, la recalibración del chip (la ECU, Engine Control Unit) que controla todo el propulsor. La caja está “arrimada”, como se dice en la jerga de las pistas; es decir, con un escalonamiento de relaciones corto que favorece la aceleración.
Antes de hablar de cifras, cabe mencionar que este Renault Sandero R.S. mantiene los tres programas de funcionamiento del modelo original: Estándar, Sport y Sport Plus, que se cambian con sucesivos toques del interruptor R.S. Drive en la consola central. El primero, es el más tranquilo, con los controles de estabilidad (ESP) y tracción (ASR) activos, mapeo del motor ajustado para ahorrar combustible y el sistema GSI (Gear System Indicator), que avisa al conductor cuándo realizar los cambios. El modo Sport, como su nombre lo indica, es más deportivo en la respuesta de la mecánica, pero siempre manteniendo el ESP y el ASR. El Sport Plus desactiva ambos controles; algo reservado solo para los circuitos.
En este último modo, este pequeño hot hatch acelera de 0 a 100 km/h en 8,7 s; de 0 a 400 m en 16,5 s; de 0 a 1000 m en 30,4 s, y recupera de 80 a 120 km/h en 6,2 s. Los consumos son bastante contenidos para el tipo de mecánica: 11,5 L/100 km en ciudad y 7,8 L/100 km a 120 km/h. En estos muy buenos registros no hay que perder de vista que la relación peso/potencia, con un peso de 1190 kg, es de solo 8,2 kg/CV. Cuanto más bajo este número, mayor es la capacidad de aceleración del vehículo.
Las suspensiones y los frenos también tienen su sello deportivo. Las primeras son bien firmes (son más rígidos los espirales y las barras de torsión para evitar el rolido de la carrocería, además tiene 40 mm menos de despeje del piso), ideales para doblar rápido en un circuito, aunque esto normalmente atenta contra el confort de marcha, si bien no es el auto más suave, tampoco es incómodo. La dirección electro-hidráulica es excelente, rápida y progresiva.
Los frenos son de disco en las cuatro ruedas: ventilados de 280 mm adelante y sólidos de 240 mm atrás, más toda la electrónica conocida. La respuesta es inmediata al pisar el pedal, pero necesita algo más de 40 m para detenerse de 100 km/h a cero.
En definitiva, un auto divertido y picante a un precio más que accesible para un deportivo que es mucho más que pura pinta: $1.361.600.
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