La modernidad, mejor conocida como globalización, ha creado situaciones especiales en todos los aspectos de la vida.
En el rubro automotor, lo más interesante aparece en el trabajo en conjunto entre compañías, las cuales, en muchos casos, forman parte de un mismo grupo industrial, aunque eso no evita que sus marcas compitan en uno o varios segmentos.
En este sentido, se da la especial situación en la que aparecen vehículos que se diferencian entre sí sólo porque tienen un logotipo diferente en la parrilla; modelos casi idénticos, desarrollados con la misma plataforma y que comparten motor y diferentes componentes, pero que se venden siguiendo estrategias distintas según la marca a la que representan.
Esa modalidad (vender un mismo automóvil con marcas diferentes) responde a una estrategia de reducción de costos: en lugar de producir elementos específicos para cada modelo, se diseñan, desarrollan y fabrican piezas que son utilizadas indistintamente en varios vehículos.
Ejemplos de esta sinergia hay por todas partes pero, dado el reciente lanzamiento del Citroën C5 Aircross en nuestro país, decidimos hacer esta comparación para conocer las similitudes y diferencias entre este recién llegado y su primo hermano, el Peugeot 3008.
Cuestiones de familia
Aunque las unidades que se comercializan en nuestro país llegan desde Francia, es un dato interesante saber que el C5 Aircross se fabrica también en China y que el 3008 se produce, además, en Vietnam, Malasia y Namibia.
La primera de las diferencias a destacar es la oferta. El modelo del león, cuya segunda generación (completamente reformulada) llegó a nuestro país en 2017, se ofrece actualmente en tres opciones, dos nafteras y una turbodiésel en versiones de equipamiento Allure, la primera, y GT Line, las restantes.
El C5 Aircross desembarca con una sola versión, Feel Pack, con motor naftero turbo THP de 165 CV y caja automática de seis velocidades, idéntica configuración mecánica que sus primos de la marca del león. La opción HDI del 3008 dispone de 150 CV y la misma caja. Todos cuentan con tracción delantera.
Desde el punto de vista estético, también aparecen notables diferencias, aunque como siempre aclaramos desde estas páginas, es un tema subjetivo.
No obstante, y siguiendo los cánones a los que la industria automotriz nos tiene acostumbrados, podríamos decir que el 3008 luce un aspecto más deportivo que el C5 Aircross, tal vez por los trazos más “afilados” y el diseño de algunos elementos como, por ejemplo, los grupos ópticos, la parrilla, el capó y el remate posterior.
El perímetro inferior de ambos está recorrido por plástico de color negro que en el Citroën se complementa con la presencia de un detalle decorativo que toma el nombre de Airbumps y que refiere a los elementos de plástico estrenados por el C4 Cactus de primera generación, cuya finalidad era la de proteger la zona baja de las puertas ante eventuales golpes. Ahora, han quedado reducidos a la mínima expresión y cumplen funciones meramente estéticas.
El C5 Aircross y el 3008 coinciden en las llantas de aleación de 18 pulgadas, aunque en el Citroën están calzadas con neumáticos más anchos: 235/55 contra 215/55 del Peugeot cuando lo comparamos con la versión THP GT Line que probamos en Parabrisas. Lamentablemente, los dos usan rueda de repuesto temporal.
Por el lado de las dimensiones, el de los dos chevrones se advierte más grande. Mide 4.500 mm de largo, 1.840 mm de ancho y 1.684 mm de alto, con una distancia entre ejes de 2.730 mm, mientras que su rival ofrece 4.447 mm, 1840 mm, 1.624 mm y 2.675 mm, respectivamente.
Y también es más grande el baúl: 580 litros del C5 frente a los 519 litros del 3008. El Peugeot dispone de un sistema “sin manos” de apertura del portón trasero que se activa pasando el pie por debajo de la zona trasera del vehículo.
Entre luces y confort
Las mayores diferencias en el interior saltan a primera vista y tienen que ver con la posición de manejo. En el C5 aparece un volante multifunción de diseño tradicional con el tablero ubicado en la zona habitual, mientras que el 3008, en la variante GT Line, sigue el concepto i-Cockpit, con un volante de diámetro reducido y el tablero en posición elevada.
En ambos modelos, el piloto encuentra rápidamente la mejor posición, pero en algunos casos (personas muy altas, por ejemplo), el sistema de Peugeot resulta algo incómodo. Los dos cuentan con tablero ciento por ciento digital, configurable.
La zona del torpedo también es claramente diferente. En el Citroën aparecen toberas de climatización dobles y la pantalla táctil de 8 pulgadas embutida, mientras que en el Peugeot, las salidas del aire tiene un diseño horizontal y la pantalla (también de 8 pulgadas) es del tipo flotante. Los dos ofrecen salidas de aire para las plazas traseras pero, en el Peugeot, con ajuste de caudal.
La consola central encuentra a los comandos de la caja de velocidades (tipo joystic) y el del sistema Grip Control (circular) con el mismo diseño e idéntica ubicación. En ese espacio también aparecen las teclas del sistema de arranque y detención del motor, el freno de estacionamiento eléctrico, una gaveta portaobjetos y el cargador inalámbrico para celulares.
La decoración en esa zona también es diferente. Las teclas que comandan las funciones básicas de climatizador, luneta y balizas, en el C5 Aircross son del tipo convencional, mientras que en el 3008 tienen un diseño específico: son alargadas y cromadas, marcando una de sus señas particulares.
Las butacas son amplias y confortables en ambos, pero las del Peugeot tienen un diseño más anatómico, tapizados de símil cuero, y cuentan con ajustes eléctricos, calefacción y función de masajes. En el Citroën, los tapizados son de tela y los ajustes manuales.
En el sector posterior, sin embargo, el C5 muestra una versatilidad de la que el 3008 no puede presumir: las tres plazas traseras individuales son idénticas, se pueden reclinar (hasta 26,5º) y desplazar longitudinalmente 150 mm, un dato inequívoco de su concepción más orientada a un uso familiar. Los tres respaldos se abaten con facilidad.
Optimizando el confort
En ambos modelos, el nivel de equipamiento es interesante. Dado que la opción del 3008 que aquí tomamos como referencia es la tope de gama GT Line, ofrece algunos elementos de los que carece la única variante disponible del C5 Aircross, Feel Pack, modelo que a su vez cuenta con equipos que no aparecen en la lista del 3008 Allure (ver recuadro).
Entre otros elementos, el Peugeot 3008 GT Line trae sistemas de iluminación ambiente (permite elegir entre varios colores) y aromatizador (aseguran que las fragancias que utiliza fueron especialmente desarrolladas para este modelo por perfumistas francesas), equipo de audio Focal (de excelente calidad) y las ya mencionadas butacas eléctricas y la apertura remota “sin manos” del portón trasero.
Las coincidencias, aparte de los elementos que ya mencionamos, pasan por compatibilidad con Android Auto y Apple CarPlay, techo panorámico y los elementos obvios para este tipo de unidades, tal el caso de, por ejemplo, cuatro levantavidrios “un toque” y retrovisores plegables eléctricamente.
En seguridad, también hay similitudes y diferencias. En el primer caso anotamos control de tracción y estabilidad, anclajes Isofix y Top Theter, faros full led, seis airbags, ABS con REF y AFU, alerta de cambio involuntario de carril, sensor de ángulo ciego, alerta de choque inminente, freno automático, alerta de cansancio del conductor, sensores de estacionamiento (delanteros y traseros) y de presión de inflado de los neumáticos, además de los de lluvia y crepusculares.
En el segundo caso, el 3008 se despega y toma alguna ventaja con elementos específicos. Si bien el C5 Aircorss está equipado con sistema de reconocimiento de señales y control de velocidad crucero, el modelo de Peugeot suma retrovisor interno fotocromático, sistema de detección de peatones y control de velocidad crucero adaptativo.
Un mismo Corazón
Este es el rubro en el que se nota con mayor claridad aquello de la sinergia de lo que hablamos más arriba. Ambos modelos emplean al misma base mecánica, un motor naftero turbo 1.6 que entrega 165 CV y trabaja conectado con una caja automática de seis velocidades que lleva el torque (24,5 kgm) hasta las ruedas delanteras.
Esa caja tiene posición Sport y ofrece la posibilidad de pasar los cambios también accionando las levas que aparecen detrás del volante.
En cuanto a las prestaciones, están cerca, aunque con un leve predominio del 3008. Anotamos: aceleración de 0 a 100 km/h 9,6 segundos del Peugeot contra 10,4 segundos del Citroën, mientras que en la prueba de velocidad máxima medimos 195,9 km/h con el primero y 191,4 km/h con el otro.
El empate más rotundo aparece en el consumo promedio: 13 km/l para los dos, motivo por el cual la autonomía también será la misma, ya que en ambos la capacidad del tanque de combustible es de 53 litros.
Sin embargo, curiosamente, el modelo de la marca del león pierde frente al del doble chevrón en el consumo urbano, circuito en el cual ambos gastan mucho. Medimos 8,6 km/l en el caso del 3008 y 9 km/l en el C5 Aircross.
Tres por uno
Como ya mencionamos, la oferta de estos modelos está conformada por tres versiones en el caso del 3008 y una en el del C5 Aircross.
Por eso es interesante ver el posicionamiento de precios de estos productos. Puesto que la única opción del Citroën es naftera, es necesario compararla con sus equivalentes, que son dos: Allure, que vale 3.197.291 pesos, y GT Line, cuyo precio de venta es de 3.987.573 pesos.
Esos valores determinan que el Citroën C5 Aircross Feel Pack se ubica en una posición intermedia, aunque más cercana a la del GT Line, ya que se vende por 48.395 dólares, unos 3.726.400 pesos.
Como vemos, la diferencia es importante, tanto para un lado como para el otro, pero se torna más evidente cuando el modelo de Peugeot a comparar con este Citroën es el Allure: el C5 Aicross vale 520.000 pesos más que aquél, una diferencia que no encuentra justificación en el nivel de equipamiento.
Por Equipo de Pruebas Parabrisas
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