Con el impacto que generó la aparición de una brecha de más del 80% entre el dólar oficial y el blue durante la cuarentena, la demanda de autos se reactivó entre los modelos de los segmentos más altos. Eso, como se sabe, provocó que muchos compradores con billetes en mano aprovecharan la oportunidad de adquirir vehículos que, medidos en dólares, se pueden encontrar al 50% de su valor histórico. Como lo llaman en el sector, se comenzó a vivir una “primavera” en materia de ventas. “No es nada espectacular pero, teniendo en cuenta de dónde veníamos, nos está dando un respiro…”, reconoció el dueño de una concesionaria.
Sin embargo, ya se empieza a sentir el efecto de este pico “cambiario” de consumo en el faltante de muchos modelos de valores más altos. No sólo eso. La novedad es que los plazos de entrega de los 0 km se van estirando. Si bien hay unas 90.000 unidades en stock, la mayoría no son las que está demandando el público. Varios agencieros consultados admiten que algunos vehículos ya tienen demoras de 90 a 120 días para poder ser retirados por los compradores. Antes de la cuarentena, la entrega era inmediata. Por ejemplo, la SW4 de Toyota es uno de los vehículos más codiciados por los que habrá que esperar hasta 120 días para un abastecimiento normal. Lo mismo sucede con las versiones tope de gama de Hilux, Ford Ranger, Volkswagen Amarok o Chevrolet Cruze. Hay que tener en cuenta que la mayor parte se destina a la exportación y se privilegia esta operatoria que genera dólares frescos y mejor rentabilidad.
Esta lenta normalización se debe a que las fábricas recién están volviendo a la actividad por lo que el abastecimiento de autos no es el más fluido. Además, por las restricciones sanitarias y el distanciamiento social, la producción se realiza a un ritmo menor, alrededor del 50% del que se tenía antes de la cuarentena.
Esto en cuanto a lo que se refiere a modelos nacionales. Pero el mercado se conforma con más del 70% de 0 km importados. Aquí, el problema es distinto. Según importadores de marcas consultados, hay en el puerto una buena disponibilidad de vehículos para nacionalizar. El problema es que todavía no está funcionando con normalidad todo el proceso aduanero. De todas maneras, los empresarios reconocen que en las próximas semanas se solucionarán estos problemas. Después depende de los países de origen de las importaciones.
Las fábricas asiáticas retomaron la producción hace bastante tiempo, las europeas lo están haciendo ahora y las brasileñas (de donde vienen la mayoría de los vehículos) muestran actividad dispar. Algunas ya están operativas, otras no. Por ejemplo, desde una concesionaria Jeep confirmaron que se quedaron sin stock por la demanda del blue, pero entre este sábado y el siguiente se espera la llegada de dos barcos con unidades. En otras marcas el panorama es distinto ya que muchos modelos importados “desaparecieron” de las concesionarias. Es cierto que uno de los motivos es el mayor consumo pero también los vendedores prefieren cuidar su stock y no deshacerse de modelos que no saben a qué valor van a reponer. Un importador fue contundente sobre este tema: “Nosotros tenemos stock y vendemos todo lo que nos pide el concesionario. Después, si él vende los autos o prefiere esperar, ya no es algo que podamos manejar. Ante tanta incertidumbre cambiaria y plazos tan largos de reposición nadie quiere salir perdiendo. Los que pueden aguantar sin reducir su stock, lo hacen. Más si se tiene en cuenta que en este segmento medio y alto del mercado está esperando una actualización de los impuestos internos para fin de este mes. No van a vender hoy un 0 km que la semana próxima le va a ser más caro reponer. De hecho, ya una automotriz con un modelo de mucha demanda y escasa oferta adelantó a su red una suba del 4% a partir de junio. Una forma de acompañar el ajuste esperado de este tributo.
Por Horacio Alonso
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