Los cerca de 200 mil patentamientos del primer bimestre ostentan cifras récord: enero de 2018 fue el mejor mes de la historia en venta de cero kilómetro con 118.924 unidades vendidas, un fenómeno que contagió al período mensual siguiente como el mejor febrero en venta de autos.
El trasfondo de estos volúmenes está la lógica de los precios: el recurso de las bonificaciones, los descuentos y la financiación, más la recesión en Brasil y la predominancia de los autos importados a valores competitivos, provocó el fenómeno comercial.
En términos reales, esa es la conclusión a la que llegó la consultora Invenomica en base a información provista por la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (Acara), la Asociación de Fabricantes de Automotores (Adefa), el INDEC y el Ministerio de Trabajo.
El estudio contrastó precios con salarios. Ubicó en torno a los $294.000 a los modelos del segmento chico, tipo hatchbacks urbanos, y estableció en $26.400 la proyección de los sueldos de trabajadores registrados en el sector privado, según actualizaciones oficiales de la carpeta nacional del trabajo.
En marzo de 2018, para comprar un cero kilómetro es necesario disponer de 10,6 sueldos. En diciembre de 2017, se necesitaban 11,1 salarios tipo para adquirir, en promedio, un automóvil del segmento B del mercado.
La consultora económica mide la tendencia que titula “cantidad de salarios necesarios para adquirir un vehículo pequeño” desde 2002, cuando en plena crisis un auto equivalía a 39,9 sueldos.
En un escenario que se presume de cambio, con el ocaso del festival de bonificaciones anunciado por las mismas dos automotrices que habían iniciado la guerra de precios y una burbuja de baja rentabilidad unitaria.
Los analistas sectoriales coinciden en que la política agresiva de las bonificaciones entró en desaceleración.
Los pronósticos de erradicación de esta práctica estipulan como el cese definitivo para el segundo semestre, a efectos de la devaluación del tipo de cambio y la recuperación del mercado interno de Brasil.
“Sin embargo, a pesar de la posible disminución de las bonificaciones los precios aún serían muy atractivos y los salarios necesarios para adquirir un vehículo se mantendrían en niveles bajos”, advierte el estudio.
La línea del período histórico devela una disminución sistemática y paulatina de los salarios necesarios para comprar una unidad nueva.
La competitividad y el aumento en la oferta de vehículos accesibles, la recuperación económica de los asalariados, son algunos de los factores que motorizaron esta tendencia descendente, que solo se interrumpió en 2014.
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