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Cepo al dólar. Opciones para invertir en pesos y darle batalla a la inflación

Las restricciones en el mercado cambiario reducen las posibilidades de resguardar el valor de los ahorros; qué opciones hay en el mercado financiero y cuáles son las ventajas y desventajas de los diferentes tipos de fondos comunes y plazos fijos, de acciones y Cedears y de las herramientas de las fi.

  Cepo al dólar. Opciones para invertir en pesos y darle batalla a la inflación

La crisis económica, iniciada en abril de 2018 y agudizada con la pandemia, golpeó el ingreso de las familias. El cepo cambiario, con el cupo de compra de US$200 mensuales endurecido hace unas semanas, limita las opciones para tratar de salvar el valor de los recursos con los que se cuenta. La inflación -aun cuando haya estado contenida por la cuarentena- y la recesión -que hizo que se perdieron muchas fuentes de trabajo- erosionan el poder de compra en las familias. Y los pesos queman en el bolsillo de quienes logran tener un excedente. En ese escenario, en entidades financieras, bancos y fintech existen alternativas de inversiones en pesos para intentar mantener el valor de los ahorros, con herramientas preparadas para el grado de riesgo que acepta asumir cada ciudadano.

Fondos comunes de inversión
Una opción son los fondos comunes de inversión (FCI), que ganaron protagonismo en los últimos años, aunque aún no tienen la masividad de modalidades tradicionales como los plazos fijos. En 2019 sufrieron un impacto negativo, cuando el gobierno de Mauricio Macri, luego de su derrota en las PASO, dispuso el reperfilamiento de letras que terminó afectando el valor de las inversiones y el retiro de dinero.

Concretamente, son herramientas ofrecidas por bancos y sociedades de bolsa, que agrupan diferentes instrumentos de inversión (desde plazos fijos hasta bonos o acciones), con grandes volúmenes de dinero y que le permiten al inversor adquirir una porción (cuotaparte) del paquete. Existen FCI con diferentes perfiles, según el riesgo y la moneda en que fueron creados. Una ventaja que ofrecen frente a los plazos fijos es que la inversión no debe mantenerse por un período determinado, sino que puede rescatarse dinero en hasta 72 horas, dependiendo de cada modalidad y del FCI elegido.

“Para un minorista y con un monto bajo, son una de las opciones más adecuadas, porque con una baja inversión se puede tener diversificación en los instrumentos, algo que no podrías hacer si se quisiera armar ese portafolio de forma individual”, dice Sabrina Corujo, directora de Portfolio Personal Inversiones, en referencia a que estas canastas de activos financieros están compuestas por diferentes instrumentos de variada duración y rendimiento. Por ejemplo, muchos FCI tienen en su composición bonos públicos que, en las últimas licitaciones del Ministerio de Economía, reciben propuestas por montos mayores que buscados inicialmente y que le permiten al Ministerio de Economía conseguir pesos para financiar parte del gasto público.

Según la especialista, hay estrategias disponibles según “el perfil y el gusto del consumidor”. Para quienes buscan cubrirse de la inflación, la opción es ir por los FCI que tienen como principal componente activos que ajustan por el CER (Coeficiente de Estabilización de Referencia) que, a su vez, sigue al índice de precios.

De esta forma, la cuotaparte de ese fondo subirá al ritmo de los precios. “En su mayoría tienen entre el 70% y el 80% de sus activos en bonos del Tesoro, porque muchas más opciones no hay. Y según la estrategia de cada entidad, la elección de instrumentos más cortos o más largos [en cuanto a su plazos] genera diferencias de volatilidad y rendimiento. Hoy los más largos apuntan a captar algo más de rendimiento. En este escenario, el inversor se cubre de la inflación, pero no de una devaluación”, dice Corujo.

Otra alternativa está en los FCI que, en lugar de ajustar por la variación de los precios, operan en modalidad dólar linked: en vez de estar integrados por instrumentos CER, se componen de activos que están denominados en pesos pero cuyo capital varía según el movimiento del tipo de cambio oficial. “Para quien está en pesos y le cuesta dolarizarse por las restricciones cambiarias, o considera que los paralelos están en un precio alto, es una opción adecuada, porque eventualmente si hay una devaluación la inversión sigue en pesos pero se ajusta según ese movimiento” de la divisa, dice Paulino Seoane, senior trader en Balanz.

Las expectativas de devaluación, explican en bancos y entidades financieras locales, impulsaron las inversiones en estos fondos en los últimos meses. No obstante, algunos analistas advierten sobre las recientes decisiones del Banco Central y la AFIP que endurecieron el cepo. “Puede ser un problema, porque la expectativa en estos fondos es que pagan más si el dólar oficial se mueve o si hay una devaluación, pero todas estas medidas lo que hacen es posponer eso”, dice Fernando Marull, economista de la consultora FMyA. En otras palabras, si el Gobierno se enfoca en evitar un salto cambiario y su impacto en la inflación, este tipo de instrumentos pierde parte de su atractivo.

“El dólar viene subiendo de a ocho centavos por día y hay que ver, hacia adelante, si después de las últimas restricciones va a seguir con esta velocidad, porque las medidas buscan plancharlo o dejarlo quieto. Hasta acá, le ganabas al plazo fijo y a la inflación, pero de ahora en más los precios pueden subir más rápido. El fondo va a hacer un buen trabajo replicando el tipo de cambio oficial, pero el tema es ver si lo controlan, o qué velocidad sube”, dice Seoane.

Cedears y acciones
En los últimos meses, otra opción que creció como herramienta para dolarizar inversiones son los Certificados de Depósito Argentinos (Cedears). Estos instrumentos permiten comprar porciones de acciones de empresas que cotizan en el exterior. Es posible invertir en firmas globales como Amazon, Tesla, Google, Netflix, o Apple, o en compañías argentinas que solo operan en Wall Street, como Mercado Libre o Globant. Al elegir esta alternativa, que se opera a través de bancos y entidades financieras, los inversores enfrentan la volatilidad y el riesgo propios de las inversiones bursátiles. El precio de las acciones puede subir ante mejores expectativas del mercado o retroceder por cuestiones como las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China o los temores a una segunda ola de contagios de coronavirus en el hemisferio Norte. De todas formas, los especialistas recomiendan los Cedears, porque permiten salir del riesgo argentino y dolarizar la inversión. Se compran con pesos y siguen el valor de las acciones en el exterior.

“Es donde más plata está ingresando. A principios de año había muy poca operatoria y eran apenas el 5% del volumen que operaban las acciones locales, pero hoy creció un montón y hay más fondos en Cedears que en acciones argentinas”, explica José Ignacio Bano, gerente de Research y BI en InvertirOnline, en referencia también a la caída en el valor de los papeles de las compañías argentinas que cotizan en la bolsa porteña.

Según el ejecutivo, hubo regulaciones que abrieron el juego para ingresar a estos instrumentos, que permiten inversiones a partir de los $5000. “Se bajó mucho el ticket y, entonces, el público en general empezó a operarlo. Son las principales empresas del exterior, que las personas conocen y con las que se identifican, no tienen restricciones y son un activo dolarizado”, agrega el analista, quien advierte no obstante sobre la volatilidad que representan estas inversiones, a diferencia de un plazo fijo que otorga un rendimiento fijo.

La clave está en la elección de las empresas y en la diversificación de las inversiones. En los últimos meses, las acciones en Wall Street subieron fuertemente, luego del desplome de las semanas iniciales de la cuarentena. En la Argentina, eso se reflejó en las valuaciones récord de empresas como Mercado Libre o Globant.

“Normalmente se trata de una inversión de mediano y largo plazo, y la sugerencia es armar un portafolio diversificado, que puedas tener parte en un FCI y parte en Cedears. Y que no sea una sola empresa, sino una combinación”, explica Bano. Además de las tecnológicas y las vinculadas al ecommerce, recomienda seguir con atención a las firmas de la industria farmacéutica, los laboratorios, las fabricantes de hardware y las enfocadas en el retail, como Walmart.

Plazos fijos
En agosto, los plazos fijos en pesos tuvieron un mes de expansión. La decisión del Banco Central de subir de 30 a 33% el rendimiento anual mínimo canalizó parte de los pesos que no encontraban destino en un contexto de cepo cambiario. Luego de expandirse un 9,3% el mes pasado, el ritmo de crecimiento de los plazos fijos se frenó, aunque los datos del Banco Central muestran que el total de depósitos siguió subiendo en septiembre por encima de la inflación esperada. Al cierre de esta edición totalizaban $2,14 billones, con una suba nominal de 4,7% en los últimos 30 días.

Si bien es la opción más cercana y sencilla para invertir pesos, los analistas advierten que esta modalidad podría empezar a perder terreno frente a la suba de precios se prevé para lo que resta de 2020. “Creo que agosto va a ser el punto de inflexión y que el plazo fijo tradicional a 30 días va a empezar a perder terreno”, anticipa Lorena Giorgio, economista de EconViews. Con una tasa mensual del 2,75%, los plazos fijos estuvieron en línea con la suba de precios, pero en el último Reporte de Expectativas del Mercado, los economistas relevados por el Banco Central estiman que la inflación escalará a 3,7% promedio en los últimos cuatro meses del año.

“Tenemos que generar que, si vos tenés un ahorro, lo pongas en un plazo fijo y le ganes a la inflación”, dijo en declaraciones radiales la semana pasada la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, al analizar la demanda dolarizadora por parte de los argentinos. Para lograrlo, dado el contexto y las proyecciones macroeconómicas, el BCRA debería convalidar una nueva suba en las tasas de interés. La historia argentina no juega a favor de esta idea. Según datos de la consultora Invecq, los plazos fijos en moneda local perdieron contra la inflación en 54 de los últimos 70 años, condicionados por la volatilidad cambiaria y la inflación que erosiona el rendimiento de la tasa de interés y la vuelve negativa en términos reales.

“Para los inversores minoristas es ventajoso que ya estén interiorizados de cómo funciona. En comparación con otros activos, tienen la certeza del rendimiento y que al vencimiento se obtienen los pesos, aunque está la desventaja de la iliquidez mientras se espera el plazo”, dice Hernán Torres, portfolio manager en HSBC. “Pero si nos ponemos a medir el retorno real, restándole al rendimiento la inflación que se espera, la realidad es que entra en terreno negativo, más que nada porque se espera que a medida que se liberen las restricciones de la cuarentena, y por la forma que tiene el Indec de medir los precios (presencial), los datos de inflación van a ser más altos que hasta ahora”, agrega.

Si la expectativa está guiada por una aceleración de la suba de precios, una herramienta para cubrirse son los plazos fijos UVA, que se indexan según la inflación y rinde ese porcentaje, más un interés de algunos puntos porcentuales. Según los datos del BCRA, los montos en pesos destinados a esta herramienta cayeron en el último mes en términos reales. Más allá de cubrirse contra una eventual suba de precios, estos instrumentos tienen como desventaja su rigidez, dado que tienen plazos mínimos de 90 días, algo que muchos ahorristas consideran excesivo en un contexto de incertidumbre y tensión cambiaria como el que se vive hace meses.

Otra alternativa que intenta impulsar el BCRA son los plazos fijos atados a la evolución del dólar. Esta herramienta dólar linked, que se suscribe y se cobra en pesos, ya estaba habilitada, y fue el Banco Nación el que asumió un rol testigo desde mayo, con los plazos fijos ‘chacareros’, fundamentalmente orientados a productores agropecuarios. Sin embargo, aún no se incorporó de forma masiva a la oferta de las entidades.

La opción para el día a día
El desarrollo de la tecnología y el avance de las plataformas digitales habilitó otras opciones. Se trata de herramientas que, además de permitir pagos en comercios o transferencias desde teléfonos o computadoras, permiten invertir fondos alojados en esas billeteras digitales. Dos de los grandes jugadores del sector son Mercado Pago, la unidad financiera de Mercado Libre, y Ualá, la fintech fundada por Pierpaolo Barbieri.

Ambas alternativas tienen como premisa ampliar el alcance de las herramientas financieras a más segmentos de la población. En esencia, se trata de dos opciones que canalizan inversiones desde $1 a través de un fondo común de inversión t+0. El dinero se deposita así en instrumentos de bajo riesgo, como plazos fijos en pesos y cauciones, que permiten un rescate inmediato. Ambas herramientas, al cierre de esta edición, ofrecían rendimientos anualizados del 19% en pesos, un número bajo para considerarlo como inversión a largo plazo (pierde varios puntos con respecto a la inflación pasada y la esperada) pero que, no obstante, presenta utilidad para su uso como cuenta remunerada, que compite con la caja de ahorro tradicional.

En ambas opciones es creciente su uso como depósito de fondos que serán gastados en lo inmediato: en vez de tener los pesos guardados en la cuenta bancaria, depositarlos en estas billeteras digitales permite generar un rendimiento para no perder tanto terreno frente a la inflación. El retiro del dinero hacia la billetera digital de las apps o hacia una cuenta bancaria tradicional es inmediata.

La empresa de Marcos Galperin fue la primera en lanzar esta herramienta para los usuarios de su billetera digital. Fue en 2018, mediante un FCI gestionado por el Banco Industrial. Según datos de la empresa, la herramienta ya es utilizada por 1,9 millones de usuarios, y el saldo promedio que invierte cada usuario es de $8500. “Es un fondo para el día a día”, explican en la compañía, y dicen que su uso creció en cuarentena, apalancado especialmente entre pequeños comerciantes y pymes que invierten lo que cobran a través de códigos QR vinculados a su app.

Por su parte, la plataforma Ualá ofrece la herramienta mediante un fondo en pesos gestionado por el Grupo SBS. La opción fue lanzada hace nueve meses y tiene más de 700.000 usuarios. “Son personas que posiblemente nunca habían invertido en una institución formal”, dicen en la compañía. Esta característica se advierte, indican, en que muchos comienzan con una inversión inicial de $100 como prueba, y luego destinan más fondos.

Instrumentos para llevar los ahorros
Cuáles son las características de las principales herramientas que se ofrecen hoy en los bancos y en entidades financieras para los inversores particulares

Plazo fijo tradicional

Tasa regulada. Los depósitos crecieron más de 9% en agosto, luego de que el Banco Central decidiera subir del 30% al 33% la tasa mínima anual que los bancos deben pagar por un depósito a 30 días. En septiembre la expansión se desaceleró. En los últimos meses tuvieron un rendimiento real positivo, pero el escenario podría cambiar. Los analistas estiman que la inflación comenzará a subir en el corto plazo (el promedio esperado es del 3,5% mensual, según el REM del Banco Central) y si no hay un nuevo ajuste de la tasa podrían comenzar a perder frente a la suba de los precios.

Plazo fijo con ajustes según una variable

Inflación o dólar. Esta alternativa, también ofrecida por los bancos, concentra menos fondos que la modalidad tradicional. El más conocido es el plazo fijo UVA, que en lugar de plantear una tasa fija, ajusta su rendimiento según la evolución de la inflación, a la que se le suma un interés modesto. La desventaja es que sus plazos mínimos son de entre 90 y 180 días, dependiendo del banco. El BCRA también impulsa los plazos fijos atados al dólar, pero no tienen una amplia oferta por parte de las entidades; solo están operativos en el Banco Nación.
Cedears

Opción para dolarizarse. Son una de las estrellas en el universo de las inversiones, porque permiten operar desde la Argentina con acciones de empresas que cotizan en el exterior. Si bien se compran y están valuadas en pesos, muchos la eligen como instrumento para dolarizarse, porque su cotización sigue el precio de las empresas en el mercado internacional. Las firmas tecnológicas son las más demandadas, aunque también se destacan firmas argentinas (Mercado Libre o Globant), las farmacéuticas, las fabricantes de hardware y las dedicadas al retail.

Fondos comunes de inversión CER

Seguir a los precios. Son la alternativa para quien busca cubrir sus ahorros de la inflación, que se prevé en alza en los meses que quedan transitar de este 2020. Estos instrumentos están compuestos por diversos activos cuyo rendimiento se ajusta según el Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER). Una de las ventajas que ofrece frente a otras herramientas, como los plazos fijos tradicionales, es que no hay un tiempo mínimo de permanencia. De esta forma, la inversión puede recuperarse en un máximo de 72 horas, dependiendo de las condiciones del fondo elegido.

Fondos comunes de inversión dólar linked

Cobertura ante una devaluación. Los bancos y las sociedades de bolsa ofrece esta alternativa, que se integra según la estrategia de cada firma. Dentro del portfolio se incluyen instrumentos financieros (títulos públicos y ON de empresas) que ajustan su capital siguiendo el tipo de cambio oficial. Es una de las herramientas que tuvo mayor flujo de inversiones en los últimos meses, porque permite una cobertura frente a una eventual devaluación. De todas maneras, advierten que pueden perder atractivo si la intención del Gobierno es planchar el dólar.

Instrumentos ofrecidos por las fintech

Corto plazo. Crecieron especialmente entre los usuarios no bancarizados, a quienes les amplió el acceso a herramientas financieras. Ualá y Mercado Pago son dos de las firmas que permiten invertir pesos alojados en una billetera digital, con rescate inmediato. Se trata de fondos comunes de inversión en pesos, cuyo rendimiento hoy se ubica en el 19% anual. Compite con las cajas de ahorro de los bancos: son una cuenta remunerada que permite generar un rendimiento en fondos destinados a ser gastados en lo inmediato.

Por: Esteban Lafuente para La Nación

2 octubre, 2020

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