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Análisis del nuevo Volkswagen T-Cross Turbo: el soplo de energía que necesitaba

Incorporó un motor de gran rendimiento y consumo contenido.

  Análisis del nuevo Volkswagen T-Cross Turbo: el soplo de energía que necesitaba

Volkswagen actualizó la gama del SUV compacto T-Cross con la incorporación de un nuevo motor turbo que le da todo lo que se le reclama al propulsor 1.6 litros que se ofrece desde su lanzamiento en la Argentina.

“Le sobra chasis”.

La expresión en la jerga automovilística hace referencia a que un vehículo ofrece un gran comportamiento dinámico y, eventualmente, un alto confort de marcha; tanto que incluso podría recibir un motor más potente si n perder esas cualidades.

Esa expresión también es una manera gentil de indicar que el rendimiento del motor es insuficiente para el tipo de vehículo.

El Volkswagen T-Cross 200 TSI se ofrece en las versiones Comfortline y Highline.

Y esa era la sensación que dejaba el Volkswagen T-Cross, un SUV con muy buena calidad, espacio interior y confort de marcha pero con un motor que se queda corto en situaciones de aceleración.

Ese propulsor en cuestión es el conocidísimo 1.6 litros de 110 caballos de fuerza que viene equipando hace años la gama baja de VW.

No va a desaparecer del T-Cross, sino que se va a complementar con un 1.0 litros turboalimentado que mejora el rendimiento y reduce el consumo.

Un cambio clave
En 2019, cuando apareció el SUV compacto de la marca alemana en nuestro mercado ya se anunciaba la futura llegada de un motor turboalimentado para complementar la gama. Pero se especulaba con el 1.4 litros de 150 caballos ,que hoy lleva el SUV Taos, que se fabrica en el país.

El Volkswagen T-Cross 200 TSI suma llantas más grandes casi como único diferenciador estético de la gama.

El motor es el mismo que lleva el Nivus y sus números indican 116 caballos de fuerza y 200 Nm de torque. Es este último indicador el mayor responsable de la performance que tiene el T-Cross con este propulsor, tanto que VW lo elige para identificar la versión: 200 TSI.

La llegada de este motor modifica la composición de la gama. Ahora el 1.6 solo estará disponible con caja manual de 5 velocidades y el nivel Trendline, de entrada de gama, mientras que las Comfortline y Highline incluirán el nuevo propulsor de 3 cilindros y caja automática de 6 marchas.

La nueva composición también altera los precios y el alcance que tienen los impuestos internos sobre la gama de este SUV: la versión más accesible, que lleva el motor 1.6, cuesta $ 2.470.000 pero la tope de gama llega hasta los $ 4.160.000.

 

Buena calidad y gran espacio interior

La calidad y los materiales del Volkswagen T-Cross 200 TSI son detalles destacados de este SUV.

El vehículo conserva todas las virtudes que se le conocen desde su llegada. Para los que buscan un modelo de estilo sobrio, el T-Cross es uno de los más indicados, más ahora que perdió esa combinación de carrocería de un color y el techo negro que ofrecía la versión Hero, discontinuada de la gama.

El espacio interior es otro de sus aspectos destacables, con lugar generoso en plazas delanteras y mucho espacio para piernas y a la altura de la cabeza en el asiento posterior, que se disfrutará a pleno si atrás viajan dos solo dos adultos; con tres habrá que apretar los hombros.

La capacidad del baúl en condiciones normales es escasa, 373 Dm3. Pero se puede variar la inclinación de los respaldos de las plazas traseras para lograr 420 Dm3.

La posición de manejo del Volkswagen T-Cross 200 TSI es cómoda y permite una buena visibilidad.

Lo llamativo es que debajo del piso del baúl, en donde aloja una rueda de auxilio de uso temporal (es más chica y solo se puede usar hasta los 80 km/h), hay espacio libre que podría ampliar el área de carga.

La calidad de materiales se mantiene en un nivel alto, con una buena percepción visual y al tacto. Incluso el revestimiento bicolor de la versión Highline de prueba, un tapizado símil cuero con una muy buena terminación.

Pero la gran novedad es el motor y es el que hace la diferencia y cambia por completo la experiencia de manejar este modelo. Ahora la respuesta está mucho más a mano, ya que desde las 1.800 rpm la entrega es plena hasta las 5.000 rpm.

El tablero de instrumentos del Volkswagen T-Cross 200 TSI es digital pero no permite ver el mapa de la navegación como en otros modelos.

Eso repercute en un arranque más veloz partiendo de parado y a recuperaciones mucho más cortas. Por ejemplo, la aceleración de 0 a 100 km/h es 4 segundos más rápida que con el motor 1.6, de 14,5 a 10,5. La diferencia es mucha.

Y el mismo tiempo, el consumo de combustible es menor también, ya que la eficiencia es superior y porque es un motor al que se lo puede llevar más relajado gracias a su buen rendimiento.

La caja de cambios cumple correctamente su trabajo, con pasos de marchas veloces (no tan suaves, pero todo no se puede hacer a la perfección) y administrando de gran manera la fuerza del motor.

Le sigue sobrando chasis
El comportamiento dinámico, destacado en el inicio de este análisis, se mantiene como otro punto altísimo. Y acá hay una buena decisión de la marca de no abusar con neumáticos de perfil muy bajo (205/55 R17), una tentación en la que caen muchos en versiones más potentes como esta.

La nueva pantalla de 10" del Volkswagen T-Cross 200 TSI cuenta con una gran calidad de imagen y alta velocidad de respuesta.

El vehículo mantiene una marcha firme sin llegar a ser incómodo incluso en superficies en mal estado. La sensación de control que se tiene sobre el vehículo es permanente. Va una medalla a la precisión y la rapidez de la dirección.

Además, para esta versión con motor turbo, se agregaron discos de freno traseros en lugar de los de tambor que equipa la variante con el propulsor 1.6.

Sabor agridulce con el equipamiento
Las contras se encuentran por el lado del equipamiento de seguridad. Si bien incluye 6 airbags y control de estabilidad para toda la gama, no hay manera de incorporar sistemas de asistencia a la conducción.

Elementos como freno autónomo de emergencia o control de velocidad crucero adaptativo, sistemas que no solo están disponibles en algunos de sus competidores sino que también lo ofrece el Nivus, que encima es menos costoso. En el T-Cross uno no los puede tener ni como opcional.

El control de velocidad crucero del Volkswagen T-Cross 200 TSI no es adaptativo, como en el Nivus.

Vale una mención al sistema de conectividad, ahora con pantalla de 10”, gráficos de gran calidad y velocidad de respuesta. Además, ahora se puede usar Android Auto y Apple CarPlay de manera inalámbrica.

Sería completo si la carga del teléfono también se pudiera hacer de modo inalámbrico; para eso hay que seguir recurriendo al puerto USB, con uno para los ocupantes de plazas delanteras y dos para los de la trasera.

A pesar de esta actualización con la incorporación del nuevo motor, el T-Cross queda en desventaja contra muchos de sus rivales para los que buscan más potencia. E incluso aparece canibalizando contra dos productos de la misma Volkswagen, como sin el Nivus y el Taos.

 

Fuente: Por Gabriel Silveira – Clarín

6 agosto, 2021

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