Con un breve impasse entre fines de 2015 y mediados de 2019, en la Argentina hay inconvenientes para acceder al dólar oficial hace casi una década. La causa principal es la restricción externa que tiene el país por la escasez de divisas. Esa limitación macro, y la dificultad de solucionarla, es la que termina impactando directamente en el bolsillo de los argentinos y en la compra preferida del ahorrista: el billete estadounidense.
Estas son las trabas que, desde que volvieron las restricciones cambiarias después de las elecciones primarias de 2019, hacen cada vez más difícil acceder al dólar.
Cepo e impuesto PAIS
Las dos medidas fueron la piedra fundamental de este esquema cambiario súper restringido. El cepo parece una medida que, tras las PASO en 2019, llegó para quedarse, al menos por ahora. La normativa actual indica que solo se pueden comprar US$200 por mes.
En el Gobierno hubo opiniones contrapuestas: Miguel Pesce, presidente del Banco Central, dijo a fines de mayo que el cepo podría relajarse si hay arreglo con los acreedores por la deuda soberana, pero Martín Guzmán, ministro de Economía, aseguró que eso solo podría pasar si se acumulan reservas suficientes, algo difícil o al menos no previsible en medio de un esquema de pagos de deuda en los próximos años y sin cambios estructurales en el comercio exterior (las exportaciones son la principal fuente de ingreso de divisas).
Los economistas coinciden en que el cepo no se irá en el corto plazo, y menos si no hay un plan de estabilización para los “pesos que sobran”, es decir, el exceso de liquidez como consecuencia de una emisión récord (supera el billón de pesos) para cubrir las medidas económicas de los últimos meses.
El impuesto PAIS, que debutó el 26 de diciembre pasado, encareció en un 30% el acceso al mercado oficial de divisas y además gravó las compras en el exterior.
Trabas para acceder al dólar financiero
Desde fines de junio, quienes compren dólar MEP o contado con liquidación (CCL), los tipos de cambio a los que se accede a través de la compraventa de activos financieros, no pueden acceder al dólar “ahorro” u oficial por 90 días, y viceversa.
La intención fue así limitar la compra de divisas en mercados con cotizaciones libres, en este caso del dólar financiero, donde los organismos de control pueden tener cierta injerencia (no como en el caso del blue o dólar informal).
Antes de esa medida, tanto en el MEP como en el CCL se podía a acceder a divisas sin límite de cupo, aunque a un precio algo mayor (hoy ambos tipos de cambio rozan los $120) y con algunas trabas en su operatoria (el “parking”) que exponían a sus compradores, tanto personas como empresas, a que haya volatilidad en el tipo de cambio.
Las restricciones al dólar financiero “llegaron para quedarse”, adelantaron a mediados de julio desde la Comisión Nacional de Valores (CNV), el organismo estatal que regula la actividad bursátil.
Ni “tasa cero”, ni al 24%
Con la llegada de las limitaciones en los días que hay que esperar para acceder a uno y otro mercado de divisas, los bancos comenzaron a pedir a sus clientes que llenen una declaración jurada. En ella también incluyeron dos ítems que hacen referencia a beneficios que otorgó el Gobierno por el parate económico que generó el coronavirus: los créditos a tasa cero para monotributistas y autónomos y los préstamos a tasas del 24% para mipymes.
Quienes hayan recibido alguno de los dos beneficios no pueden acceder al mercado oficial de divisas. La semana pasada, a raíz de los controles para evitar la proliferación de “coleros digitales” (personas que utilizan su cupo de US$200 a favor de un tercero, a veces a cambio de una comisión), el Banco Central quiso limitar también el acceso al dólar oficial a los beneficiarios del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE). Sin embargo, un día después de anunciarlo, la entidad monetaria dio marcha atrás por considerar que eso afectaba al “derecho de ahorro” de quienes quieren hacerlo legítimamente.
Dificultades para empresas
Otra historia de idas y venidas es la de los controles cambiarios para empresas. A fines de mayo, el Central resolvió vedar el acceso al mercado cambiario oficial a las empresas que contaran “con activos líquidos originados en la formación de activos externos”, en otras palabras, con ahorros en dólares, una medida que complicaría especialmente a importadores.
Unas semanas después, dejó afuera de las limitaciones a las importaciones de pymes por hasta US$1 millón (un monto que cuadruplicó el límite inicialmente fijado a fin de mayo) y permitió a los importadores tener un saldo líquido de hasta US$100.000.
Casi un mes después, el organismo dirigido por Miguel Pesce rehabilitó el acceso al mercado oficial a las empresas que buscaran atender el pago de importaciones en origen. Y, a inicios de julio, el límite de US$1 millón que regía para que pudieran concretar pagos anticipados de importaciones se extendió al pago de deudas comerciales con el exterior.
Por otro lado, con plazos que van desde los 12 hasta los 24 meses según el caso, las empresas que accedan a la ayuda estatal para pagar salarios (el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y a la Producción) no pueden adquirir títulos valores en pesos para su posterior e inmediata venta en moneda extranjera o su transferencia en custodia al exterior. En otras palabras, no pueden acceder al dólar financiero (MEP y CCL).
Fin de los “coleros” y “cuperos”
Mayo fue un mes récord en cantidad de dólares comprados en el mercado oficial y en cantidad de compradores: fueron US$451 millones (el doble que en abril y seis veces más que en marzo) y 2,4 millones, un monto que duplicó nuevamente al del mes anterior. El boom del billete estadounidense no solo se explica por la conveniencia de comprar un tipo de cambio “barato” en relación con las cotizaciones libres, sino también por el accionar de un viejo jugador que volvió en formato digital: el colero.
Se trata de quienes compran el cupo de US$200 y se lo ceden a un tercero, generalmente a cambio de una comisión. Antes se los podía ver haciendo fila en la calle Florida (de allí su nombre), pero ahora toda su operatoria queda registrada fielmente en el home banking. Los bancos comenzaron a enviar advertencias a sus clientes no solo por los grupos organizados -con cuentas de Instagram que los reclutan incluidas- sino también por quienes simplemente utilizan el cupo libre de un familiar o de un amigo.
A fines de la semana pasada, el Banco Central dispuso que las entidades financieras deberán actuar en las cuentas que reciban una segunda transferencia en dólares en un mismo mes: ese envío de dinero se retendrá hasta que no sea justificado por el titular que lo recibe. Por otro lado, el organismo difundió una lista de 360 CUIL, CUIT y DNI sospechados de ser “coleros virtuales” y bloqueó su acceso al mercado de cambios.
Controles en otras formas de dolarizarse
El Banco Central y la Unidad de Información Financiera pusieron el foco en las operaciones con activos virtuales, especialmente en los sitios donde se podía acceder a DAI (una criptomoneda más estable que sigue de manera aproximada la cotización del dólar), venderla contra dólares, luego transferir ese dinero para retirarlo a través de un cajero, y así saltear el cupo. La mayoría de los sitios donde funcionaba esa operatoria decidieron en las últimas semanas solamente operar en moneda local.
Por otro lado, aunque con un impacto menor por el universo al que compete, la semana pasada la Comisión Nacional de Valores (CNV) dispuso que los fondos comunes de inversión (FCI) abiertos valúen sus activos externos-incluida la tenencia de moneda extranjera- al tipo de cambio oficial. Es una medida que implicará una pérdida de valor contable, porque antes estos activos se podían valuar al MEP o CCL.
Fuente: La Nación – Por Sofía Terrile
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