Los SUV dejaron de ser una moda para convertirse en nueva oportunidad de negocios para las automotrices, incluso para las que nunca han tenido una camioneta o vehículo derivado entre sus filas.
A partir de la inclinación del público por este tipo de vehículos en todo el mundo, automotrices como Porsche, Jaguar, Maserati, Lamborghini, Alfa Romeo, y Bentley, han llegado a tomar la inédita decisión de incorporar un SUV a su gama de modelos. Y tan fuerte es esta preferencia que próximamente hasta Rolls-Royce lanzará el propio, el Cullinam.
Aston Martin, la marca británica de autos deportivos también es otra que ha caído en las mieles del efecto SUV. Y cuatro años más tarde de haber anunciado su plan de inversión en su planta galesa de St. Athan, finalmente puso en marcha la producción del DBX, su primer SUV de la historia.
“Estamos muy orgullosos de nuestro primer SUV, que es un Aston Martin como cualquiera de nuestros coches deportivos”, declaró Marek Reichman, vicepresidente ejecutivo y director creativo de la marca inglesa.
A pesar de ser una carrocería distinta, el DBX carga en su 5,04 metros de longitud el ADN Aston Martin. En la trompa se destaca la clásica parrilla del modelo DB11, mientras las ópticas alargadas y el efecto “cola de pato”, recuerdan al Vantage.
El conjunto mecánico está compuesto por un motor V8 de 4.0 litros, bi turbo (el mismo que llevan los modelos DB11 y Vantage), desarrollado por la división AMG de Mercedes-Benz.
El propulsor tiene un sistema que permite desconectar cuatro de los ocho cilindros cuando la exigencia es baja. Desarrolla una potencia de 550 caballos y un torque de 700 Nm, y está asociado a una caja automática de 9 velocidades. La tracción es integral y el sistema de suspensión, independiente en ambos ejes.
A pesar de ser un vehículo que pesa 2,2 toneladas, alcanza los 291 km/h de velocidad máxima y es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos. El consumo, por otra parte, es de 14,3 L/100 km.
El Aston Martin DBX cuenta con un sistema electrónico con ajustes prefijados que sincroniza motor, transmisión, tracción y suspensión para seis tipos de conducción (4 en ruta y dos para off road).
En el interior es puro lujo. Revestimientos en cuero se combinan con las dos pantallas de 12,3 y 10,25 pulgadas que ocupan el instrumental y la consola central respectivamente.
En cuanto a equipamiento, el DBX cuenta con numerosos sistemas de asistencia a la conducción como el reconocimiento de señales de tránsito, control de velocidad crucero activo, sistema de frenado automático de emergencia, alerta por abandono involuntario de carril, alerta por tráfico cruzado al dar marcha atrás y aviso de obstáculos en el ángulo ciego del retrovisor, entre otros.
El Aston Martin DBX ya se comercializa en Europa y otros mercados por un precio promedio de 220.000 euros. La casa inglesa asegura tener 2.000 pedidos, cuyas primeras unidades se entregarán a partir de este mes.
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