Siglo XIX. El croata Nikola Tesla, inventor, ingeniero y físico, empieza a trabajar en los Estados Unidos sobre distintos desarrollos para el uso de la electricidad. A Tesla se le atribuye haber sentado las bases de la corriente alterna, incluyendo el sistema polifásico de distribución eléctrica. Compartió taller con Thomas Edison, pero sus discrepancias en algunos conceptos clave los separó. Tenía visiones increíbles para su tiempo, pero terminó en el ostracismo y finalmente murió en 1943 entre la ruina, la soledad y la locura.
Siglo XXI. El excéntrico y visionario empresario sudafricano, Elon Musk, le da forma a Tesla, una empresa que desde 2003 diseña y construye autos eléctricos, además de otros componentes. Esta marca no sólo irrumpe en la industria global con un concepto disruptivo de acuerdo al perfil de su propio mentor, sino que además pone en jaque a las grandes automotrices en el campo de la movilidad que se viene. Tesla se puso a la vanguardia en el desarrollo eléctrico, avanza a paso firme con el vehículo autónomo, prevé competir en el terreno de las pick ups, los camiones, y hasta lanzó su primer cohete al espacio, SpaceX, junto a la NASA. La firma del millonario Musk, que debe su nombre a aquel inventor croata, además, acaba de convertirse en la automotriz mejor cotizada del planeta, un cetro que ostentaba nada menos que Toyota, el mayor fabricante de autos.
Pero aquel apellido ilustre, reconvertido en una cotizada firma tecnológica, ahora paradójicamente tiene en la vereda de enfrente a su nombre propio: Nikola. Como álter ego de Tesla, Nikola está enfocada en la fabricación de vehículos eléctricos y ya cotiza en Bolsa. Su presidente y fundador, Trevor Milton, también es un millonario hábil con las redes sociales que mueve los hilos de sus estrategias vía Twitter.
Hace pocos días, el propio Milton llamó a sus seguidores, a través de Twitter, a reservar su primer vehículo eléctrico, la imponente pick up Badger. Este modelo fundacional, que también tendrá variantes con hidrógeno (pila de combustible), empezará a fabricarse en 2022 y les hará frente a la Cybertruck de Tesla y la Ford F-150, la camioneta más vendida del mundo (próximamente también eléctrica).
Aunque todavía no produjo ni vendió vehículo alguno, la cotización bursátil de Nikola, fundada en 2014, ya ronda los 30.000 millones de dólares, mucho más que varios gigantes automotrices. Y además su fundador le va tomando el gustito a eso de usar las redes sociales para hacer disparar el valor de las acciones de su compañía. Tras el anuncio sobre su pick up, por ejemplo, las acciones de Nikola subieron un 103,7% en Wall Street.
Nikola ya tiene desarrollados varios camiones cero emisiones y prevé entregar las primeras unidades en 2021. En el marco de una importante alianza con Iveco, fabricará en Alemania el Nikola Tre, su primer vehículo pesado eléctrico, de 42 toneladas, con autonomía de 400 kilómetros. Luego, en 2023, se sumaría la versión a hidrógeno. De esta manera, luego de invertir 250 millones de dólares en Nikola, Iveco se quedó con el 7,11% del capital de la empresa, y recupera así la iniciativa en materia de tecnología en baterías e hidrógeno para competirle directamente a Volvo Trucks o Daimler.
La pick up Badger, el caballo de batalla que tendrá Nikola, contará con un paquete de baterías de 160 kWh que permitirán una autonomía de 485 kilómetros. La variante con hidrógeno ofrecerá mayor potencia, 902 caballos, y la autonomía crecerá hasta los 965 kilómetros. Se trata de una pick up de 5,9 metros de largo, con espacio para cinco ocupantes y un interior súper tecnológico.
“El Badger se puede utilizar para trabajar, escapadas de fin de semana, remolcar, experiencias todoterreno o por la nieve. Ninguna otra camioneta puede funcionar en estas temperaturas y condiciones”, afirma Trevor Milton, CEO de la joven y desafiante Nikola. Se vislumbra una rivalidad sabrosa para seguir en Twitter.
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